El puente hacia la lectura: el mediador
Ya desde varios años se ha
escuchado la palabra mediación, como
actividad fundamental en la iniciación y fortalecimiento de hábitos lectores en
los niños, jóvenes y adultos; la mediación y el mediador desde la antigüedad han
tenido un aura especial, se les considera importantes para el desarrollo de
cualquier actividad; a estos mediadores se les llama maestro, tutor o docente.
A los carpinteros, albañiles, ceramistas, pintores, filósofos entre otros, se
les pagaba para que enseñaran su oficio o arte a los hijos de personas
interesadas, para que éstos aprendieran una profesión; de allí de la antigua
Grecia surgió la pedagogía, pero en especial la andragogía; estas dos
disciplinas dan inicio a los métodos y técnicas que se utilizan para enseñar,
pero sobre todo la andragogía tiene una implicación directa con la mediación.
La andragogía es la disciplina
que se encarga de la enseñanza de personas adultas y tiene como metodología
ceder la autonomía, disciplina, propiciar la generación de propio conocimiento
a partir de sus experiencias y sus procesos metacognitivos formándose como
gestor de su propio aprendizaje con la ayuda de un mediador (Knowles, 2006). Entonces
basándonos en esta concepción podemos aducir que el mediador es un facilitador
que vehicula aprendizajes, enseñanzas, recomendaciones, hábitos, conductas,
comportamientos a aquellas personas que interviene. Es acá donde encontramos al
mediador de la lectura, que con sus acciones pretende acercar a los libros,
construir y acendrar hábitos lectores, por medio de actividades culturales que
tienen un cierto grado de pedagogía-andragogía, sin las implicaciones
académicas, utilizando la didáctica como la mejor herramienta que existe de las
disciplinas que se encargan de la educación; es por ello que en la escuela y en
la bibliotecas públicas o escolares nos encontramos actividades que van
enfocadas a la lectura y al libro (la hora del cuento, leo en familia, los
bebes también leen, etc) actividades que alienan en el buen sentido de la
palabra, a reconocer la valía de la palabra escrita, a empezar procesos
lectores y crear hábitos de lectura que tal vez perduren para toda la vida y
sean a su vez propagandistas de libros, autores y sobre las ventajas que otorga
la lectura.
La importancia del mediador en la
escuela, biblioteca y en la familia es fundamental ya que es el, quien crea el
dialogo entre el lector y los libros, ayuda a elegir y genera ideas para seguir
rutas lectoras (cada lectura o libro conduce a otro). En este acompañamiento es
donde nace la relación llamada mediación, que no es más que compartir lecturas
y experiencias que se han tenido con ella; compartir es la palabra clave para
que un niño, joven o adulto se convierta en lector, ya que un lector no se
nace, sino que se hace, y se hace precisamente de acuerdo con otros conceptos
como los son la medicación cultural y la zona de desarrollo próximo, mecanismos
para el desarrollo humano.
La mediación cultural es la adquisición
de hábitos sociales y culturales a partir de las interacciones sociales con la
familia y otras personas adultas y su contexto
(Vygotski, 1979), es por ello de vital relevancia que
los niños vean a sus padres como lectores, que éstos compartan lecturas,
cuentos, historias, chistes; que sus maestros y los bibliotecarios transmitan
el goce, la emoción que encierra la lectura; es de esta manera que se hacen
lectores, con el ejemplo. También el compartir historias, lecturas, cuentos y
demás nos permitirá encaminar al lector inicial a un lector autónomo que ya
tendrá su hábito de lectura consolidado, porque existe una diferencia entre lo
que el niño es capaz de realizar por si solo y lo que puede efectuar con ayuda
de los adultos o de otros compañeros, esto es a lo que se llama zona de
desarrollo próximo (Vygotski, 2003) .
La promoción de lectura y la
animación a la lectura en las bibliotecas públicas y escolares (y en algunas
bibliotecas universitarias) son proyectos que han emergido como necesidad de
acercar al público en general o en particular a la lectura y a los libros, es
por ello que encontramos que ya existe formación para ser promotor o animador
de lectura, existen libros con técnicas, metodologías, actividades didácticas
que pueden mejorar la mediación entre el libro y el lector. Es por ello que en estas
unidades de información se puede encontrar varias actividades relacionadas con
la lectura y su promoción: rincones de lectura, cine-foros, talleres
literarios, clubes lectores, e inclusive en bibliotecas universitarias han optado
como estrategia utilizar las tecnologías de la información y comunicación para
recomendar, sugerir, incitar, promocionar los libros de literatura de su acervo
bibliográfico, como por ejemplo el pequeño fragmento radial de la emisora
Konradio de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz “Qué
leer”, donde en quince a veinte minutos, se dialoga sobre un libro
escogido, sobre su autor, su relevancia, también sobre implicaciones y
relaciones contextuales actuales que se hallan en el texto, todo esto con el
fin de acercar a los usuarios a la literatura; de igual forma la biblioteca de
la Universidad la Salle contempla dentro de sus actividades la promoción con
una actividad que se llama “Campaña
para el fomento de la Lectura 2014” actividad realizada en sinergia con los
programas de Licenciatura en Lengua Castellana, Inglés y Francés, y la de
Sistemas de Información y Documentación; relacionado perfectamente con los
libros recomendados que ellos llaman los cánones, disciplinares y generales.
En conclusión podemos observar y
evidenciar que el mediador puede ser cualquier persona que ame la lectura, que goce
con ella y quiera compartirla con los demás; pero también es cierto que la
responsabilidad recae principalmente entre tres actores: familia, escuela y
biblioteca; pero que en ocasiones, alguno de estos tres falla, por falta de
recursos, de tiempo, de recurso humano; pero en general tanto padres, como
docentes y bibliotecarios presentan la lectura como el medio más eficaz y
confiable de conocimiento y aprendizaje, y saben que al lograr ese encuentro
entre el libro y el lector cumplió con su misión: ser el puente hacia la
lectura.
Bibliografía
Knowles, M., 2006. Andragogía:
aprendizaje de los adultos. México: Oxford University Press.
Vygotski, L.
S., 1979. El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Barcelona:
Crítica.
Vygotski, L. S., 2003. El aprendizaje en el aula. Buenos
Aires: Editora Cultural Internacional.
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