Mujer amada


Por: Ángela Rocío Carranza L.



Ilustración de Jean Zapata
Esta era la última vez que habían convenido verse don Manuel Quintana y la señora Beatriz Andrade, pero algo que no estaba previsto ocurrió destruyendo la relación sentimental que durante años cada uno de ellos había construido.

Manuel y Beatriz se conocieron en la escuela, fueron compañeros de puesto y cómplices en las pilatunas que le hacían a la maestra Zapata, se divertían día tras día corriendo por las instalaciones de aquella pequeña y acogedora escuela de pueblo, pasaban las tardes tomando el sol y recogiendo marranitos (cien pies), que buscaban con insistencia debajo  de las piedras del parque y a los alrededores del mismo, metidos tras el pasto que recubre la pared del piso, eso era lo que solían hacer éste par de pilluelos cuando salían al descanso de una larga jornada de estudio.

Unos años más tarde terminaron juntos la escuela y fueron enviados a la ciudad a iniciar una carrera universitaria, Beatriz ya estaba convertida en toda una mujer, bella, dulce, con una figura estupenda que a cualquier hombre hacia pasar saliva en el momento en que la veían, Manuel había adquirido rasgos de hombre, era alto, fuerte de mirada fija y muy varonil, hasta ese entonces Manuel y Beatriz  se cuidaban mutuamente como un par de hermanos que deben protegerse, pero al llegar a la ciudad viéndose solos, un hombre y una mujer, empezaron a sentir cosas que nunca antes se les había ocurrido que pudiese suceder.

Una tarde cualquiera al llegar  Manuel al apartamento estudiantil donde se hospedaban, Beatriz le había preparado una cena, pero no era ésta una cena común, era una muy especial cargada de una gran dosis de fogosidad, fue así como empezó otra etapa en la vida de ellos dos, ya que fue el primer acercamiento que tuvieron, tras esta cena se desató una cadena de  besos que estaba reprimida en cada uno de ellos, se abrazaban fuertemente, Manuel recorría con sus dedos el cuerpo de Beatriz, y con bastante precisión desabrochaba uno a uno los botones de la blusa que ella traía puesta, mientras tanto Beatriz tocaba el pecho de Manuel y su mano se deslizaba suavemente por todo el cuerpo ardiente que tenia frente a ella.

Esa tarde ocurrió el suceso mas añorado por esta joven pareja, llenos de satisfacción descubrieron lo felices que eran, no  se sorprendieron por su actitud poco tímida  al  verse el uno al otro en completa desnudez, todo fue tan normal, tan delicado que no tuvieron tiempo de pensar en el resto del mundo. Sin embargo había algo que ambos tenían muy claro y era que no querían comprometerse en una aburrida relación sentimental, desde entonces empezaron a tener encuentros casuales que nunca se convirtieron  en nada, simplemente seguían siendo un par de buenos amigos cómo lo fueron en la escuela.

Beatriz ya era una mujer madura y estaba haciendo los preparativos para su boda con el señor Ricardo Fuentes, pero antes de eso decidió pasar a casa de Manuel y su esposa para comunicarle la noticia a su gran amigo, Manuel la felicito y le deseó la mejor de las suertes, y en ese mismo instante le hizo prometer que aunque casados debían continuar con su valiosa amistad, por lo tanto fijaron una fecha en la que deberían encontrarse anualmente para recordar viejos tiempos, algo quedaba claro a partir de ese momento y era que sus encuentros nunca más volverían a ser como los que tuvieron en su juventud.

Cada año Manuel y Beatriz acudían a la cita, la cual tenía lugar en aquel apartamento estudiantil donde vivieron sus años de universitarios, pasaban un rato agradable contándose sus desavenencias maritales, jugaban ajedrez y se abrazaban por varios minutos al momento de despedirse, eso era lo que hacían año tras año en su encuentro de amistad.

Ésta gran amistad ha previsto su último encuentro en el lugar de siempre a los 70 años de cada uno de sus componentes, es la última vez que se verán porque desean pasar los próximos años siéndole fieles completamente a sus parejas, fieles porque a su edad creen que con solo tener un  encuentro tan perfectamente planeado están faltando a su familia, llámese esposo o esposa hijos e hijas.

Don Manuel se ha colocado su mejor vestido y ha comprado una loción prodigiosa para su última cita, Beatriz se ha vestido de rojo para manifestar la alegría que le da acudir a la cita con su gran amigo, sale de su casa toma un taxi que la dirige al edificio estudiantil, entra y espera unos  minutos, de repente llega Manuel se abrazan, se desean toda la felicidad para el resto de sus vidas y se entregan los detalles que es costumbre llevar, se cogen de gancho y salen a la calle, en ese momento se dan cuenta de un escándalo que garrafal, voltean a mirar, instantáneamente Beatriz recibe un impacto de bala que le atraviesa el pecho, Manuel al verla tendida en el suelo empapada en sangre, con el pulso débil, la mirada vencida, no puede evitar que los recuerdos vengan a su mente y es en ese preciso momento cuando acepta que en realidad toda su vida ha estado enamorado de ella, de repente sufre un infarto que lo deja sin vida al lado del cuerpo de Beatriz




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